Notebook, Internet inalámbrica, Blackberry y Web 2.0, son palabras con que a diario nos llenamos la boca. Los acuerdos comerciales con las potencias asiáticas, nos ha permitido llenar de tecnología nuestros hogares, pero realmente le damos el uso correcto. En Chile la población que consume las nuevas tecnologías de la comunicación y la información (NTIC), está dividida en dos: una mitad que se siente parte de este nuevo mundo, que por lo general son jóvenes y el porcentaje restante que cree estar abajo del tren de las NTIC. El principal problema que tenemos los chilenos es que el uso de Internet no ha traído consigo grandes beneficios personales e incluso en algunos hogares ha sido un problema. Si bien uno de los fines de este medio es mantenernos conectados, algunas personas se han enviciado con este servicio y las constantes horas frente a una pantalla los ha separado de su círculo más cercano.
A nivel educacional el panorama no es mucho más alentador. Se pensó que con el fácil acceso a las nuevas tecnologías se iba a reducir las diferencias entre la educación pública y privada. El pronóstico lamentablemente fue erróneo. Los niños con bajos ingresos sólo logran conocer superficialmente el medio, mientras que los nacidos en un sector acomodado tienen la oportunidad de interiorizarse en los NTIC.
El problema claramente no es sólo nuestro. El gobierno también tiene gran culpa en la forma de usar los nuevos medios. Internet podría convertirse en la mejor herramienta para debatir sobre políticas públicas, pero muy pocas páginas gubernamentales brindan la oportunidad para hacerlo.
Fuente: TICs en Chile 2006
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